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                            Sus guerras civiles:


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Music Playlist at MixPod.com rgb(51, 51, 153); ">La Primera Guerra Civil de la República de Roma fue el primero de los grandes conflictos militares políticos de la 
República Romana acaecidos durante el siglo I a.C. que la conllevarían a la desestabilización, propiciando su final y la instauración del Imperio romano, con César Augusto como primer Emperador Romano.

La guerra tuvo lugar cuando los líderes de las dos facciones enfrentadas en el senado los Optimates y PopularesLucio Cornelio Sila y Cayo Mario respectivamente, competieron por los honores de liderar la guerra contra Mitrídates VI rey del Ponto, quien había invadido la provincia romana de Asia y asesinado a miles de romanos. Inicialmente Sila obtuvo el respaldo del Senado para liderar la guerra, pero los populares anularon esta decisión recurriendo directamente a la decisión de la asamblea popular, otorgando el mando a Mario. Sila marchó sobre Roma con sus legiones, haciendo huir a Mario y reotorgándose el mando. Ya en Roma el senado romano declaró enemigo de la República a Mario y Sila embarcó hacia Grecia sin contratiempos. Lucio Cornelio Cinna un cónsul electo popular, ante la ausencia de Sila propició el retorno de Mario desde su exilio y juntos marcharon sobre Roma, se hicieron nombrar cónsules y establecieron una sangrienta represión contra los Optimates, pero tras unos pocos días en su cargo Mario murió. Sila tras terminar la guerra en oriente con el Tratado de Dárdanos, regresó a Italia donde derrotó a los populares y se estableció como dictador, reformó la Constitución Republicana cediendo más poder al Senado, recortó el de los tribunos y el de las asambleas populares. Finalmente Sila renunció al poder absoluto y se retiró de la vida política.

 

Antecedentes

A principios del siglo I a. C. (VIII ab urbe condita), la República romana entró en una nueva fase, dentro de su nueva posición de hegemonía mundial, tras haber destruido la República de Cartago en las Guerras Púnicas (146 a. C.), así como de la conquista de Macedonia y los restos del Imperio Seleúcida. Sin embargo, la continua expansión, el crecimiento demográfico y económico provocó una crisis del modelo de Estado, que fragmentó la sociedad romana, aumentando enormemente la polarización social. El Senado se dividió con la aparición de dos facciones: los populares que representaban la facción reformista que apostaba por expandir la ciudadanía a los nuevos súbditos de Roma y dotar de una mayor democratización a las instituciones mediante el incremento del poder de las asambleas, y los optimates, facción aristocrática conservadora que deseaba limitar el poder de las asambleas populares y aumentar el poder del Senado.

En el año 112 a. C. se declaró la Guerra de Yugurta entre la República Romana y el Reino de Numidia, que evidenciaría claramente las debilidades de la República. Yugurta se mantuvo en el poder sobornando y comprando oficiales militares y funcionarios romanos. Mario luchó como oficial en Numidia donde ganó cierta fama que utilizó en su regreso a Roma para aumentar las probabilidades de ser elegido cónsul. En Roma, Mario criticó de forma populista al general al mando de las tropas contra Numidia, Metelo, acusándolo de prolongar la guerra innecesariamente sólo para su propio beneficio. En el año 107 a. C.Mario fue elegido cónsul e intentó hacerse con el mando de la guerra contra Numidia, pero el Senado se negó a concederle tropas, ante esta situación Mario pronunció violentos discursos contra los conservadores e inició el reclutamiento de voluntarios entre su clientela y las clases más desfavorecidas, logrando reclutar un ejército con el que regresó a Numidia.

Mario tuvo por lugarteniente a Lucio Cornelio Sila, quien es descrito como un soldado capaz, más inteligente y cuyo posicionamiento político era conservador. Los dos hombres derrotaron a Numidia y capturaron a su rey Yugurta en 105 a. C.. Sila logró su captura mediante la diplomacia, en un acuerdo con el propio suegro de Yugurta, Boco I.

Yugurta se rindió ante Sila, lo que sirvió de pretexto a los conservadores para desprestigiar los logros de Mario y alzar a Sila como paladín de la República. Lo que fue la causa que dio origen a la enemistad y odio entre ambos hombres.


Tan solo un año después Roma tuvo que hacer frente a una gran invasión de cimbrios y teutones lo que aplazó las posibles diferencias Sila y Mario. Sila permaneció bajo las órdenes de Mario en las sucesivas campañas de los años 104 a. C. y 103 a. C. Dirigió con éxito una expedición contra los tectosagos, dando muerte a su caudillo Cepilo (A ver si se confunden con esa cosa de peinar...), y poco después, como tribuno militar destacaría también al negociar un tratado con los marsos (no morsas) y dirigir extraoficialmente el ejército del cónsul Lutacio Catulo, uno de los protegidos de Mario, contra los cimbrios que amenazaban el norte de Italia. A quienes derrotó en Vercellae en el año 101 a. C., Sila dirigió personalmente la caballería, dando muestras al mismo tiempo de su capacidad tanto para el combate como para la organización

Finalmente, la disputa con Mario se manifestó en toda su amplitud tras la victoria sobre los cimbrios, debido a que Catulo y Sila reclamaron más crédito por su actuación en Vercellae del que Mario quería concederles.

Durante el tiempo en el que Cayo Mario se ausentó de Roma (99 a. C.-90 a. C.), hubo una serie de años de paz relativa, en los que el Senado parecía controlar el poder. Sin embargo, en el año 95 a. C. se publicó la Lex Licinia Mucia dirigida contra los aliados que hubieran adquirido fraudulentamente la ciudadanía romana, lo que provocó un fuerte malestar entre ellos.

En el año 92 a. C. fue elegido tribuno Marco Livio Druso, que preparó una serie de medidas demagógicas que llevaron al enfrentamiento, como una nueva ley frumentaria y una devaluación del sestercio de plata. También estableció un acuerdo secreto con los aliados, prometiéndoles el derecho de ciudadanía a cambio de que corriesen con los gastos de una nueva distribución de tierras. Fue desaprobado oficialmente por el senado, siendo asesinado, lo que desencadenó una guerra entre Roma y sus aliados conocida como la Guerra Social.

Entre los oponente de Roma estaban los picenoslucanosmarsossamnitas y apulios, a los que se unen etruscos y umbros, todos ellos se unieron y se declararon independientes en una república llamada Italia, con capital en Corfinium, al este de Roma, crearon un nuevo senado y acuñaron su propia moneda. En el inicio de la guerra se sucedieron las derrotas romanas, hasta que en el año 90 a. C., el Senado dio el mando del ejército a SilaMario durante esta crisis se reincorporó de nuevo a la política y a la vida militar. Finalmente la guerra terminó cuando Sila aniquiló a las bandas samnitas de Aesernia. Los aliados aún siendo derrotados, habían conseguido su objetivo político, ya que en el transcurso de la guerra, se decretaron tres leyes que terminarían dando la ciudadanía romana a los pueblos itálicos.


Crisis política


Las causas iniciales de la guerra civil tuvieron lugar lejos de Roma, concretamente en oriente. Mitrídates VI un joven rey del Ponto inmerso en un programa de expansión territorial, intentó sin éxito anexionarse el Reino de Bitinia a sus dominios, por ello el gobernador romano de Asía Manio Aquilio exigió una indemnización para el rey de Bitinia, a la que Mitrídates contestó que él mismo era acreedor de Roma pues había sobornado a numerosos senadores y no pensaba pagarla. Es entonces cuando Roma incitó a Nicomedes rey de Bitinia a invadir el Ponto. Manio Aquilio se puso al frente del ejército romano de Asia y de Cilicia y de la flota romana que se encontraba en Bizancio. Mitrídates en contra formó un ejército de 300.000 hombres, 130 carros de guerra, 300 navíos, hoplitas griegos, escitas y jinetes armenios. Dividió el ejército en dos cuerpos, el primero enviado al noroeste contra Aquilio y losbitinios; el segundo contra la provincia romana de Asia y Cilicia. En 88 a. C., Mitrídates respondió al ataque de Nicomedes con un potente contraataque. Su comandante, Arquelao, derrotó al ejército bitinio en la Batalla del río Amnias y al ejército romano al mando de Aquilio en la Batalla del Monte Scorobas. El general romano Aquilio fue entregado por la ciudad deMitilene y ajusticiado, mientras la flota romana del Mar Negro simplemente se rindió. El Ponto pasó a controlar Capadocia, Bitinia y la provincia romana de Asia. La mayoría de lasciudades griegas de Asia Menor, pertenecientes al antiguo Reino de Pérgamo como la propia PérgamoÉfeso y Mileto, recibieron a Mitrídates como un libertador de la explotación romana.

De todos las regiones y aliados griegos, solamente los rodios mantuvieron su fidelidad para con Roma. Lo que provocó que los pónticos emprendiesen la guerra contra ellos, tanto por mar como por tierra, pero sin conseguir conquistar Rodas. Después de fracasar en sus planes de invadir Rodas, escribió a todas las ciudades griegas de Asia instruyéndolas para que asesinaran a cualquier ciudadano romano que hubiese en Asia. Según las fuentes históricas alrededor de 80.000 personas fueron ejecutadas en unas jornadas conocidas como las "Vísperas asiáticas".

La situación se volvió crítica para Roma que observaba como su poder en oriente se derrumbaba. Ante esta situación el Senado Romano se vio comprometido por la decisión de escoger a un candidato para liderar los ejércitos romanos en batalla, en medio de una división ideológica entre optimates y populares. Dos hombres se disputaban el honor: Cayo Mario de la facción popular y Lucio Cornelio Sila de lo optimates. El Senado nombró a Sila para que condujese al ejército contra Mitrídates. Sila partió a tomar el mando de sus tropas que continuaban asediando Nola, uno de los últimos reductos de los rebeldes en la Guerra Social. Durante este tiempo Mario no respetó la decisión del Senado, y mediante el tráfico de influencias convenció a Publio Sulpicio Rufo tribuno de la plebe, para hacer aprobar una ley que daba mayor importancia a los votos de los nuevos ciudadanos italianos, trasladando a gran cantidad de ellos a Roma. Se celebró un plebiscito, en la que Sulpicio presentó una propuesta que fue ratificada por el pueblo de Roma y convertida en ley. De esta manera Cayo Mario fue elegido como general contra Mitrídates, creando una contradicción legal.

La guerra

Dos generales romanos estaban designados para conducir el ejército romano contra Mitrídates y ninguno de ellos podía entrar en acción mientras no se dirimiese la cuestión. Sila hizo algo sin precedentes, puesto al borde del abismo con su futuro político en juego y habiendo perdido el mando en oriente, marchó con su ejército hacia Roma. Por primera vez en la historia de la República un general romano marchó contra su propia ciudad. Una acción que Mario no debió de creer viable. Con total determinación Sila al mando de cinco legionesveteranas entró en Roma, sin sufrir una resistencia digna, a pesar de los esfuerzos de Mario quien trató de defender Roma inútilmente, pues su población no pudo resistir contra un ejército conducido por un general decidido y capaz.


Cayo Mario y Sulpicio Rufo huyeron de Roma, perseguidos por los hombres de Sila, siendo este último capturado a treinta kilómetros al sur de Roma y ejecutado. Mario en cambio logró abrirse paso hasta la costa embarcándose a África, terminando por refugiarse en una pequeña isla situada frente a la costa cartaginesa.

Sila convocó al Senado y exigió que se calificara a sus oponentes como enemigos de la República. El Senado aceptó, pronunciándose en contra de Mario, Sulpicio y otros diez hombres. También hizo invalidar toda la legislación de Sulpicio, promulgando nuevas leyes encaminadas a reafirmar la tradicional supremacía del Senado. En esta nueva situación se celebraron elecciones consulares, donde los aliados de Sila no consiguieron ninguna de los dos consulados. Los elegidos fueron Cneo Octavio un conservador que se había mostrado hostil ante Sila y Cornelio Cinna. Sila les hizo jurar que no revocarían su legislación y tras esto Sila se embarcó hacia Grecia y la guerra contra el Reino del Ponto.

Durante la ausencia de Sila, Cinna resucitó en el 87 a. C. la propuesta de suffragium para los nuevos ciudadanos itálicos, resultantes de la Guerra Social en todas las tribus, la restauración de los poderes de la Asamblea de la Plebe y la concesión de la amnistía a sus amigos exiliados. Lo que fue una rotura de su juramento y el inicio de medidas radicales que llevaban a la reiniciación de la guerra civil. Su colega consular Octavio, con ayuda de la mayoría conservadora del Senado, logró expulsarlo de Roma junto a seis tribunos de la plebe, desposeído de su magistratura y privado de sus derechos ciudadanos. Cinna huyó a Nola y con ayuda de los italianos quienes habían sido derrotados en la Guerra Social, llamó a Cayo Mario para que retornara de la isla en que estaba exiliado en África.

Gobierno popular

Cinna reclutó con sobornos a numerosos soldados romanos e italianos en el sur de Italia, la mayoría de los cuales pertenecían a Apio Claudio. El mismo año 87 a.C. Mario desde el Norte y Cinna desde el Sur marcharon sobre Roma al frente de dos ejércitos. La defensa de ciudad, dirigida por el cónsul Octavio y Ponpeyo Estrabón, se vio obstaculizada por la ambigua actitud política de Estrabón y una epidemia que azotó la ciudad un par de meses. Todo ello facilitó la caída de la ciudad después de que Mario interceptara el suministro de trigo y saqueara Ostia, el puerto de Roma, matando a buena parte de sus habitantes, cortando a sus enemigos la posibilidad de proveerse por mar. Cinna y Mario entraron en Roma con cuatro ejércitos, dos de los cuales comandaban Quinto Sertorio y Pepiro Carbón quienes se declararon cónsules a sí mismos.

La gran edad de Mario que por entonces tenía setenta años, no le impidió entregarse a una orgía de venganza sobre aquellos que lo habían desestimado, mató a todos los enemigos que pudo encontrar, la mayoría miembros del Senado que sufrió una terrible purga, de la que según algunos nunca volvió a recuperarse. En 86 a. C., Mario y Cinna forzaron su elección como cónsules ante un reducido e intimidado senado, por lo que Mario fue cónsul por séptima vez. Pero dieciocho días más tarde murió. Cinna se encontró solo al frente de la ciudad.

El retorno de Sila

En Oriente Sila tomó Atenas en el 86 a. C., se enfrentó a las fuerzas pónticas en Queronea y Orcómeno, derrotando sucesivamente a las fuerzas pónticas.12 Ese mismo año Roma gobernada dictatorialmente por Cinna envió un ejército a Grecia contra el Ponto y contra Sila. El ejército enviado por el Senado estaba liderado por el cónsul Lucio Valerio Flaco y por el legado Cayo Flavio Fimbria, siendo posteriormente asesinado Valerio por dos de sus hombres, por lo que todo el mando recayó en Fimbria. Fimbria cruzó a Bitinia con la ayuda de la ciudad de Bizancio y conquistó algunas ciudades por acuerdo y capturó a otras por la fuerza. Los pónticos se enfrentaron al ejército Romano de Fimbria guiados por el príncipe Mitrídates hijo de Mitrídates VI, acompañado por los generales Taxiles, Diofanto y Menandro, confrontó a Fimbria con una gran fuerza, pero el ejército póntico sufrió una derrota aplastante al sufrir un ataque nocturno por los romanos. Después de esta batalla gran parte de las ciudades griegas volvieron a alinearse al bando romano.

Las derrotas pónticas y los cambios políticos acaecidos en Roma propiciaron una situación desfavorable tanto para Sila como para Mitrídates. Ésta coincidencia motivó que los dos hombres se entrevistasen para firmar el tratado de paz de Dardano en el 85 a. C., por el cual el Ponto entregó a Sila 70 navíos, 2.000 talentos y renunció a sus posesiones sobre Capadocia y Bitinia. Entonces Sila volvió su atención sobre Flacio Fimbria y su ejército que ante la superioridad de Sila y el amotinamiento de sus tropas terminó por suicidarse, dejando vía libre a Sila para regresar a Roma.

Ante el inminente retorno de Sila, se desató un motín entre las tropas de Cinna, que terminó con su vida, este suceso fue el comienzo del fin del régimen, las fuerzas cohesionadas por su persona comenzaron a disgregarse y el creciente malestar lanzó a muchos a los brazos de Sila. El Senado trató de negociar con Sila, pero ante su negativa los populares reclutaron un ejército. Según Apiano, Sila comenzó a enviar tropas a Italia una vez que le alcanzaron las noticias de la muerte de Cinna y los disturbios subsiguientes, pero para ese momento, Metelo se había ya sublevado en África, Craso estaba reclutando tropas entre su clientela hispánica y Pompeyo hacía lo mismo en el Piceno. Considerando la baja moral de sus tropas, y el cansancio de la población tras tantos años de guerras, el régimen popular estaba condenado, muchos de sus líderes así lo comprendieron y cambiaron de bando antes de que fuese demasiado tarde.

En este estado de cosas, en la primavera del año 83 a. C., Sila desembarcó en Brundisium, con su pequeño pero curtido ejército de 40.000 hombres. Frente a sí encontró un ejército comandado por Papirio Carbón y Mario el Joven, sucesores de Cinna. Los encarnizados combates que tuvieron lugar el verano del 83, la primavera y el verano del 82, pueden ser considerados la primera guerra civil entre romanos. Según los distintos autores, se estima que murieron entre 50.000 y 70.000 romanos. Tres fueron las grandes victorias de Sila: la del monte Tifata sobre Cayo Norbano Balbo (83), la de Sacriportus, sobre Cayo Mario, hijo, (82) y, sobre todo, la de Porta Collina (1 de noviembre del 82), junto a los muros de Roma.

En esta última, Sila capturó a 12.000 populares, que fueron recluidos en el Campo Marcio. 3.000 de ellos fueron ejecutados el 2 de noviembre, a pesar de que imploraron en vano piedad. Sus terribles gritos y lamentos llegaron a los oídos de toda la aterrorizada ciudad, y del Senado reunido. Sila se sonrió ante los gestos de terror de los senadores.

No hay de qué preocuparse, sólo se están cumpliendo mis órdenes.
La respuesta de Sila ante el horror del Senado.

Pero fuera de la Urbe los silanos tuvieron que someter aún, en los siguientes meses, algunas ciudades de Italia como Praeneste (donde el hijo de Mario se había refugiado) o Volterra(en Etruria, que se defendió con éxito hasta el 79). Tras la toma de la primera, 5.000 prenestinos, a quienes Publio Cetego había dado esperanzas de salvación, fueron llevados fuera de los muros de su ciudad, y aunque habían arrojado las armas y se habían postrado a los pies de Sila, éste ordenó inmediatamente que fuesen ejecutados y sus cadáveres esparcidos por los campos.


Consecuencias

Tras la victoria completa silana, Sila celebró su triunfo y se nombró a sí mismo Félix (feliz)(a si tal cual , como quien dice que se llama Roberto , cuando se llama Ataulfo. A si con el sonconeo yo tambien ¿he?). Se estableció como dictador en al año 81 a. C. y a diferencia de en ocasiones anteriores, por un periodo indefinido.

 

Los primeros momentos del régimen silano fueron especialmente sangrientos, se cometieron miles de ejecuciones de sus enemigos políticos. Sila a petición de uno de sus múltiples seguidores horrorizados por la multitud de la masacre creó una lista de los condenados a muerte que colgó en el Foro, en la que se incluía a todos los líderes del régimen de los Marios. Las propiedades de los condenados fueron confiscadas y a sus hijos y nietos se les prohibió presentarse a cargo público. Las propiedades confiscadas eran vendidas en subastas, donde los seguidores de Sila las compraban a precios desorbitadamente bajos, llevando a cabo una política basada en arruinar a sus enemigos y enriquecer a sus seguidores. Se redactaron más listas que sucedieron a la primera, en las que se incluyeron miles de nombres. En los listados comenzaron a incluirse nombres de ciudadanos sin vinculación alguna con los Marios, pero cuyas propiedades y estatus los convirtieron en objetivos para las expropiaciones, y sus posesiones eran compradas fácilmente por los acérrimos seguidores de Sila. Uno de los partidarios silanos que mayor provecho sacó de esta situación fue Craso, su avaricia le llevó a excederse sin ninguna limitación, hasta que incluyó el nombre de un millonario que era obviamente inocente y esto propició que Sila le retirase su favor.

En política Sila se dedicó a restablecer el poder del Senado y a disminuir la influencia y el poder de todo lo que contribuyese al detrimento de la autoridad del Senado, reduciendo notablemente los poderes de los tribunos y los censores. Designó nuevos senadores para sustituir a los senadores conservadores asesinados durante el régimen de los Marios. También dobló el tamaño del senado aumentando el número de senadores hasta los 600 e incluyó entre ellos a numerosos equites, reforzando los lazos entre los terratenientes (senadores) y los comerciantes (equites).

Sila trató de evitar con su programa de reformas que nunca nadie en el futuro pudiera repetir su marcha contra Roma. Estableció como delito de traición que un gobernador o general llevase su ejército fuera de la provincia asignada. También modernizó el código de leyes romano, liberándolo de normas obsoletas, pero asegurándose que todas las funciones judiciales fuesen reservadas a senadores exclusivamente y estableció que nadie con menos de treinta años pudiese presentarse a las elecciones de ninguna magistratura. La intención manifiesta de la nueva legislación era que primase la madurez y la veteranía haciendo de la restauración de la autoridad del senado su principal objetivo.

Sila perpetró una política de represión y castigó sobre aquellas regiones italianas que fueron leales a los Marios, muy en especial contra etruscos y samnitas que a partir de entonces dejaron de existir como pueblos diferenciables. Los restos de las tierras vacías fueron utilizadas para asentar a los soldados veteranos.

En 79 a. C., Sila renunció a la dictadura y devolvió todo el poder al Senado, muriendo al año siguiente, a la edad de sesenta años.

Las reformas de Sila no perduraron. Sus cambios en el código legislativo sobrevivieron, pero la renovación del senado y la muerte de muchos de sus veteranos dejaron un hueco para que hombres demasiado jóvenes y ambiciosos comenzasen a surgir en Roma. Claros ejemplos son los tres hombres que constituyeron el primer triunvirato. Craso y Pompeyo aliados de Sila durante la guerra, a pesar de su juventud y avaricia, obtuvieron un enorme éxito político. El primero amasó una fortuna enorme condenando a enriquecidos ciudadanos romanos a muerte para conseguir sus posesiones, Pompeyo por su parte en el transcurso de la guerra civil se hizo con una reputación de gran general, conocido por sus enemigos como el “carnicero adolescente”. Mientras, Julio César el tercer miembro del triunvirato, comenzó su andadura política durante la duración del régimen de Cinna quien lo nombró sacerdote de Júpiter, y lo casó con su hija Cornelia.

Hispania fue el centro del poder de la facción partidaria de Mario, tras la conquista de Roma por Sila, Sertorio gobernador de Hispania se convirtió en un rebelde, estableció la independencia de la Hispania romana en 80 a. C.. Derrotó a las fuerzas regulares romanas enviadas contra él y en el 77 a. C. tras la muerte de Sila fue asesinado y se derrumbó el movimiento que había creado.

Antecedentes:


A mediados del siglo I a. C. (VIII ab urbe condita), tras derrotar a la República de Cartago en las Guerras Púnicas y la destrucción de la ciudad (146 a. C.), así como de la conquista de Macedonia y de los restos del Imperio Seleúcida, y del sometimiento del Egipto lágida a la clientela romana, Roma era la mayor potencia del área mediterránea. Sin embargo, la continua expansión y conquista, el crecimiento demográfico y económico y la crisis del modelo de Estado fragmentaron la sociedad romana, aumentando enormemente la polarización social.

El Senado se dividió con la aparición de dos facciones: los populares que representaban la facción reformista que apostaba por expandir la ciudadanía a los nuevos súbditos de Roma y dotar de una mayor democratización a las instituciones mediante el incremento del poder de las asambleas, y los optimates, facción aristocrática conservadora que deseaba limitar el poder de las asambleas populares y aumentar el poder del Senado. En el año 91 a. C. estalló la Guerra Italiana o Guerra Mársica entre los aliados de Roma y la propia república en un intento por conseguir mayores derechos para los italianos no ciudadanos romanos.

Durante la década de los 80 a. C. la división llegó a su apogeo con las rivalidades, los desacuerdos y el enfrentamiento personal entre Cayo Mario y Lucio Cornelio Sila por ostentar el mando en la guerra contra Mitrídates VI del Ponto. Cuando Mario logró a través de la Asamblea de la Plebe desposeer a Sila de su mando (que le había sido otorgado por el Senado), éste dio un verdadero golpe de Estado marchando con su ejército hacia Roma.

Fue la primera vez en la historia que unciudadano romanomarchaba contra Roma al mando de sus legiones, quebrantando la legalidad republicana y creando un peligroso precedente para la posteridad. Sila dejó Roma a cargo de un cónsul popular y otro optimate, y marchó a librar la Primera Guerra Mediátrica. Entretanto, Mario y sus partidarios populares retornaron y realizaron una sangrienta represión, instaurando un régimen autocrático anticonstitucional que, tras la muerte de Mario, recayó en la persona de Lucio Cornelio Sila.

En 83 a.C Sila retornó a Italia, derrotó a los populares y se hizo nombrar dictador, llevando a cabo una purga para acabar con los populares. César, sobrino de Cayo Mario y yerno de Cinna, se salvó de ser proscrito debido a su condición de Flamen Dialis (Alto Sacerdote de Jupiter) y los lazos familiares de su madre, perteneciente a la familia Julia. Sila quiso obligarle a divorciarse de Cornelia la hija de Cinna, en vano. Revocada su condición sacerdotal, César partió hacia Oriente, donde se había iniciado una nueva guerra contra Mitrídates VI.

Tras la muerte de Sila, César regresó a Roma e ingresó en el Senado. En 65 a.C  y en 63 a.C tuvieron lugar las dos conspiraciones de Catilina, descubiertas y frustradas por Cicerón por las que Catilina presuntamente pretendía acabar con la legalidad constitucional y proclamarse dictador.

Causas


El triunvirato

Durante los años siguientes César fue progresando en su carrera política, siendo pontifice máximo, edil, y finalmente cónsul (59 a.C). El consulado de César fue un auténtico terremoto político: creó las bases para las grandes reformas políticas, económicas y sociales que Roma exigía exhausta, creando un cuerpo de leyes que sería la base del Derecho romano y legislando una reforma agraria para dar tierras públicas a las familias más pobres, cosa que le granjeó el odio de los Optimates entre ellos Catón el joven y Marco Bíbulo, su colega consular.

Ese mismo año Julio Cesar, Cneo Ponpeyo y Marco Licinio Craso formaron el llamado Primer Triunvirato (60-53 a.C), una alianza informal de ayuda mutua para ocupar los más altos puestos del Estado. Así, tras el fin de su consulado, César recibió poderes proconsules y el gobierno de la Galia Cisalpina y de Iliria, provincias poco pobladas y pobres. En su primer año de mandato tuvo que hacer frente a una enorme invasión de helvecios y a varias invasiones de germanos que pretendían ocupar Italia. En una rápida campaña exterminó a los helvecios y derrotó a los germanos.

César estimó que organizar la provincia y prepararse para la defensa era insuficiente, y con la intención o excusa de terminar con las invasiones del norte, inició la conquista de las Galias. César logró innumerables victorias, con las que toda Roma se maravillaba. Dos veces cruzaron las legiones romanas el Rin para castigar a los germanos por sus incursiones y otras dos veces cruzaron el Canal de la Mancha, haciendo incursiones en Britania. Estos logros maravillaron a la plebe, y Roma se vio inundada de tesoros y esclavos capturados en los saqueos y las guerras del norte. Como contribución a la literatura universal, César redactó un registro de sus campañas en la Galia, los célebres Comentarios de la guerras de las Galias, instrumento también de propaganda política para dar a conocer al pueblo sus conquistas en esas tierras.

 

 

Algunos senadores observaron con temor cómo César ganaba popularidad entre la plebe, a la par que amasaba una gran riqueza personal. Los optimates criticaban sus leyes para dotar de la ciudadanía romana a ciertas ciudades de la Galia Cisalpina, y a sus soldados. Críticos con su actuación, y encabezados por Catón el Joven, hombre fuerte de los optimates y viejo enemigo de César, menospreciaron sus logros y lo acusaron de cometer crímenes contra la República, como la continuación de la guerra y un ilegal reclutamiento de levas.

Algunos senadores observaron con temor cómo César ganaba popularidad entre la plebe, a la par que amasaba una gran riqueza personal. Los optimates criticaban sus leyes para dotar de la ciudadanía romana a ciertas ciudades de la Galia Cisalpina, y a sus soldados. Críticos con su actuación, y encabezados por Catón el Joven, hombre fuerte de los optimates y viejo enemigo de César, menospreciaron sus logros y lo acusaron de cometer crímenes contra la República, como la continuación de la guerra y un ilegal reclutamiento de levas.

Con el ascenso del triunviriato para garantizar sus intereses y su poder, César mantuvo tranquilamente su mando sobre la Galia. Sin embargo, esta alianza política se desintegró tras la muerte de Craso en Carras durante la guerra contra Partia, y de la mujer de Pompeyo, a su vez hija de César, cuyo matrimonio había servido como alianza entre ambos personajes. Por otra parte, los logros de Cesar en la Galia a largo plazo ponían en peligro la fama y la influencia de Pompeyo en Roma.

Algunos senadores observaron con temor cómo César ganaba popularidad entre la plebe, a la par que amasaba una gran riqueza personal. Los optimates criticaban sus leyes para dotar de la ciudadanía romana a ciertas ciudades de la Galia Cisalpina, y a sus soldados. Críticos con su actuación, y encabezados por Catón el Joven, hombre fuerte de los optimates y viejo enemigo de César, menospreciaron sus logros y lo acusaron de cometer crímenes contra la República, como la continuación de la guerra y un ilegal reclutamiento de levas.

Con el ascenso del triunviriato para garantizar sus intereses y su poder, César mantuvo tranquilamente su mando sobre la Galia. Sin embargo, esta alianza política se desintegró tras la muerte de Craso en Carras durante la guerra contra Partia, y de la mujer de Pompeyo, a su vez hija de César, cuyo matrimonio había servido como alianza entre ambos personajes. Por otra parte, los logros de Cesar en la Galia a largo plazo ponían en peligro la fama y la influencia de Pompeyo en Roma.

Algunos senadores observaron con temor cómo César ganaba popularidad entre la plebe, a la par que amasaba una gran riqueza personal. Los optimates criticaban sus leyes para dotar de la ciudadanía romana a ciertas ciudades de la Galia Cisalpina, y a sus soldados. Críticos con su actuación, y encabezados por Catón el Joven, hombre fuerte de los optimates y viejo enemigo de César, menospreciaron sus logros y lo acusaron de cometer crímenes contra la República, como la continuación de la guerra y un ilegal reclutamiento de levas.

Con el ascenso del triunviriato para garantizar sus intereses y su poder, César mantuvo tranquilamente su mando sobre la Galia. Sin embargo, esta alianza política se desintegró tras la muerte de Craso en Carras durante la guerra contra Partia, y de la mujer de Pompeyo, a su vez hija de César, cuyo matrimonio había servido como alianza entre ambos personajes. Por otra parte, los logros de Cesar en la Galia a largo plazo ponían en peligro la fama y la influencia de Pompeyo en Roma. 

Crisis política

Durante el consulado de Domicio y Apio Claudio en el 53 a. C., ambos cónsules fueron acusados de corrupción, tras intentar amañar las siguientes elecciones consulares, y los cuatro candidatos que se presentaron fueron procesados. Las elecciones consulares se pospusieron 6 meses. El escándalo político fomentó la agitación callejera llegando a extremos inusuales, creándose un verdadero estado de anarquía. Los clientes de Pompeyo comenzaron a pedir su elección como dictador, con el pretexto de acabar con la anarquía reinante. Estas voces fueron duramente criticadas por los constitucionalistas y Catón al frente, que apoyó aMilón como contrapeso de Pompeyo como cónsul. Clodio, viejo enemigo de Milón, se opuso frontalmente a éste y respondió organizando bandas callejeras para impedir su candidatura y hacerse con el poder en Roma. Milón contrarrestó las bandas callejeras de Clodio comprando escuelas enteras de gladiadores, lo que desencadenó un estado de caos y violencia desmesurada, donde las bandas organizadas eran las dueñas de Roma, y en dónde las elecciones consulares se volvieron a posponer. El 18 de enero de 52 a. C. Clodio y Milón se encontraron cara a cara en laVía Apia y, después de una brutal pelea, Clodio resultó muerto. Los disturbios y crímenes se apoderarían de Roma, hasta el punto de que los enfurecidos seguidores de Clodio establecieron su pira funeraria en el propio edificio senatorial, que sería destruido por el incendio.

Ante esta perspectiva, los constitucionalistas-optimates y Catón apoyaron que Pompeyo fuera nombrado cónsul único durante un año. Pompeyo, con la ayuda de sus legionarios, barrió las bandas organizadas y restableció el orden en Roma, convirtiéndose en el hombre fuerte de la política. Todas las facciones compitieron por su favor mientras conspiraban para destruir a las otras, forzando a Pompeyo a identificarse con su causa. Dentro del juego que era la política romana, los matrimonios creaban nexos, lealtades y oportunidades y Pompeyo, durante su año como Cónsul único, recibió la oferta de Cesar de casarse con su sobrina nieta Octavia, pero Pompeyo la rechazó y se casó con Cornelia, hija de Metelo Escipión.

Tras la victoria de César en AlesiaCelio, como tribuno, lanzó una propuesta de ley adicional: César recibiría el privilegio único de verse libre de no acudir a Roma para presentarse al consulado. Esta medida suponía que los opositores y enemigos de César que pretendían procesarle por los supuestos crímenes de su primer consulado perderían toda posibilidad de juzgarle, puesto que César en ningún momento dejaría de ostentar una magistratura. Mientras fuese procónsul, César tendría inmunidad judicial, pero si se veía obligado a entrar en Roma para presentarse al consulado perdería su cargo y, durante un tiempo, podría ser atacado con toda una batería de demandas de sus enemigos.

El poder de César fue visto por muchos senadores como una amenaza. Si César regresaba a Roma como cónsul, no tendría problemas para hacer aprobar leyes que concediesen tierras a sus veteranos, y a él una reserva de tropas que superase o rivalizase con las de Pompeyo. Catón y los enemigos de César se opusieron frontalmente, y el Senado se vio envuelto en largas discusiones sobre el número de legiones que debería de ostentar y sobre quién debería ser el futuro gobernador de la Galia Cisalpina e Iliria.

Pompeyo finalmente se decantó por favorecer a los constitucionalistas y emitió un veredicto claro: César debía de abandonar su mando la primavera siguiente, faltando todavía meses para las elecciones al consulado, tiempo más que suficiente para juzgarle. Sin embargo, en las siguientes elecciones para tribuno de la plebe fue elegido Curio, que se convirtió en un cesariano, vetando todos los intentos de apartar a César de su mando en las Galias. Jurídicamente, todos los intentos consulares de apartar a César de sus tropas se veían anulados por la tribunicia potestas.

Cayo Marcelo, cónsul en el 50 a. C., entregó una espada a Pompeyo ante la mirada de un inmenso número de senadores encargándole ilegalmente marchar contra César y rescatar a la República. Pompeyo se pronunció a favor de esta medida si llegase a ser necesaria.

A finales del mismo año César acampó amenazadoramente en Rávena con la XIII legión. Pompeyo tomó el mando de dos legiones enCapua y empezó a reclutar levas ilegalmente, una vergüenza que como era predecible aprovecharon los cesarianos en su favor. César fue informado de las acciones de Pompeyo personalmente por Curio, que en esos momentos ya había finalizado su mandato. Mientras tanto su puesto de tribuno fue ocupado por Marco Antonio que lo ostentó hasta diciembre.


Inicio de la Guerra Civil

El 1 de enero de 49 a. C.Marco Antonio leyó una carta de César en el Senado, en la cual el procónsul se declaraba amigo de la paz. Tras una larga lista de sus muchas gestas, propuso que tanto él como Pompeyo renunciaran al mismo tiempo a sus mandos. El Senado ocultó este mensaje a la opinión publica.2

Metelo Escipión dictó una fecha para la cual César debería haber abandonado el mando de sus legiones o considerarse enemigo de la República. La moción se sometió inmediatamente a votación. Sólo dos senadores se opusieron, Curio y Celio. Marco Antonio, como tribuno, vetó la propuesta para impedir que se convirtiera en ley.

Rubicón

Tras el veto de Marco Antonio a la moción que obligaba a César abandonar su cargo de gobernador de las Galias, Pompeyo notificó no poder garantizar la seguridad de los tribunos. Antonio, Celio y Curio se vieron forzados a abandonar Roma disfrazados como esclavos, acosados por las bandas callejeras.

El 7 de enero, el Senado proclamó el estado de emergencia y concedió a Pompeyo poderes excepcionales, trasladando inmediatamente sus tropas a Roma. El 10 de enero de 49 a. C., César recibió la noticia de la concesión de los poderes excepcionales a Pompeyo, e inmediatamente ordenó que un pequeño contingente de tropas cruzara la frontera hacia el sur y tomara la ciudad más cercana. Al anochecer, junto con la Legio XIII Gemina, César avanzó hasta el río Rubicón, la frontera natural entre la provincia de la Galia Cisalpina e Italia y, tras un momento de duda, dio a sus legionarios la orden de avanzar.3 La guerra había comenzado.4


Alea iacta est.
Cayo Julio César


La guerra en Italia

Persecución de PompeyoCésar inicio su marcha hacia Roma sin apenas encontrar resistencia. Sus agentes habían ablandado Italia a base de sobornos. Al día siguiente de cruzar el Rubicón se apoderó por sorpresa de Arímino, ciudad en la que se encontraba Marco Antonio. Sin perder tiempo, ordenó a Antonio que con 5 cohortes atravesara los Apeninos y tomara la ciudad de Aretio, mientras él con otras 5 cohortes ocupó en forma sucesiva PisauroFano y Ancona.

 


El 14, 15 y 16 de enero llegaron a Roma las noticias de las sucesivas ocupaciones de las ciudades de la costa adriática y de Arezzo, llegando a Roma oleadas de refugiados que, a su vez, provocaban que otras oleadas de refugiados abandonasen Roma. Un ambiente de terror se apodero de Roma y su mundillo político.5 La confianza que ostentaba Pompeyo se derrumbó en pocos días, y los senadores que anteriormente confiaron en su rápida victoria sobre César le acusaron de haber llevado la República al desastre. Ante el rápido avance de César, carente de las suficientes fuerzas y temiendo su popularidad entre la plebe y los pueblos itálicos, Pompeyo dio Roma por perdida y ordenó evacuar el Senado, declarando traidores a la República todos los magistrados que se quedasen en Roma.

El Senado comenzó a plantearse lo impensable: constituirse fuera de Roma por primera vez en su historia. Cicerón posteriormente declararía que esta decisión fue un reflejo de debilidad, dando a César más legitimidad y confianza. Al abandonar Roma el Senado traicionó a cuantos no podían permitirse hacer el equipaje y abandonar sus casas y el sentimiento de pertenencia a la República fue seriamente dañado. Las ancestrales y grandes mansiones de los nobles, tras ser abandonadas, fueron presa de la furia de los barrios bajos. Las provincias fueron distribuidas legalmente entre los líderes de la causa constitucional, y su poder quedaría sancionado única y exclusivamente por la fuerza. La República se convirtió en una abstracción, las elecciones anuales, la vitalidad de las calles y espacios públicos de Roma, todo aquello con lo que se nutría la República había desaparecido.

César aguardó unos días la llegada de otras cuatro legiones de la Galia, e inició la persecución del Senado. El 1 de febrero marchó sobre Osimo donde derrotó a Accio Varo que reclutaba soldados para Pompeyo, mientras éste trataba de concentrar sus tropas en Brindisi donde fletaba barcos frenéticamente, intentando salir de Italia hacia Grecia cruzando elAdriático.

En Corfinium se encontraba el nuevo gobernador de la Galia TransalpinaLucio Domicio Enobarbo, quien odiaba por igual a Pompeyo y a César. Se le ordenó que marchara hacia el sur con sus hombres, pero éste desobedeció las órdenes de Pompeyo. Llevó a cabo el único intento de contener a César en Italia: decidió encerrarse en la ciudad de Corfinium, situada en un estratégico cruce de caminos. Era la misma ciudad que los rebeldes italianos habían convertido en su capital cuarenta años atrás.6


Los habitantes de Corfinium, tras la Guerra Social, habían obtenido la ciudadanía pero todavía seguían presentes los recuerdos de aquella lucha. Para la mayoría de los italianos la República significaba muy poco, y se identificaban más con las ideas populares, considerando a 
Cayo Mario, tío de César, su patrón. El 13 de febrero del año 49 a. C., César cruzó el río Pescara y sitió Corfinium que se rindió el 19 del mismo mes. Las levas de novatos de Domicio se plegaron rápidamente al sentir de la ciudad. Domicio fue llevado ante César por sus propios oficiales, y suplicó que lo matara, pero César se negó, dejándolo libre. Corfinium no padeció ningún daño y las levas de novatos pasaron a ser parte del ejército controlado por César. Lo que puede aparentar ser simplemente un gesto de clemencia, supuso una gran humillación, un gesto político y una declaración de sus propósitos. No habría listas de proscritos, ni matanzas (como había ocurrido en tiempos de Sila), y sus enemigos serían perdonados solo con rendirse. Esto permitió que la mayoría de los neutrales se sintieran aliviados. Ofrecía la imagen de quien servía bien a su causa, evitando cualquier alzamiento popular contra los cesarianos.

 

El sitio de Brindisi:

Ponpeyo, con el resto de senadores y su ejército, tras abandonar Roma se dirigieron a Brindisi con la intención de cruzar el Adriatico y adentrarse en Gracia y oriente, donde Pompeyo contaba con innumerables recursos con los que hacer frente a César. César marchó rápidamente hacia Brindisi. El 20 de febrero Pompeyo trasladó la mitad de su ejército al otro lado del Adriático bajo el mando de los dos cónsules, a Dirraquio, pero la otra mitad siguió bajo el mando de Pompeyo atrapado en la ciudad y esperando al regreso de la flota.

Tras llegar César después de derrotar a Lucio Domicio Enobarbo, ordenó inmediatamente a sus hombres bloquear la salida del puerto a mar abierto con la construcción de un rompeolas. Pompeyo respondió construyendo torres de tres pisos sobre barcos mercantes desde donde arrojar proyectiles a los ingenieros que construían el rompeolas. Durante días se sucedieron las escaramuzas, la lluvia de proyectiles, de maderos y los incendios entre los dos bandos.

Con el rompeolas todavía sin terminar, la flota pompeyana regresó adentrándose en el puerto. Cuando oscureció se inició la salida de la flota del puerto, dando comienzo a la evacuación total de Brindisi. César, alertado por sus partidarios dentro de la ciudad, ordenó tomarla al asalto, pero fue demasiado tarde. Los barcos salieron uno tras otro por el estrecho cuello de botella que habían dejado abierto las obras de asedio. La nave de Pompeyo fue la última en abandonar el puerto.

Estancia en Roma:

Tras la huida de Pompeyo, César entró en Roma el 29 de marzo pero la ciudad le acogió fríamente. Designó a Marco Antonio como jefe de sus fuerzas en Italia y convocó a los pocos senadores que todavía quedaban, exigiendo el derecho a quedarse con los fondos de emergencia de la ciudad, creados para sufragar los gastos ante una posible invasión Gala.8 Cuando los senadores, atemorizados, aceptaron, Cecilio Metelo vetó la propuesta. Entonces César ocupó el Foro con sus legionarios, forzó las puertas del templo de Saturnoy se apodero del tesoro público. Cuando Cecilio Metelo intentó parar el sacrilegio, César amenazó con hacerlo pedazos y Metelo se apartó. César estuvo durante dos semanas en Roma asegurando suministros y la retaguardia. Tras él dejó como Pretor a Marco Lépido, obviando la autoridad del Senado. Aun siendo Lépido de sangre azul y magistrado electo, seguía siendo un nombramiento inconstitucional.

En abril ordenó a las antiguas tropas de Domicio invadir Sicilia y Cerdeña para proteger las rutas y suministros de trigo. César, por su parte, inició su marcha hacia Hispania, donde había legiones pompeyanas activas. La larga estancia de Pompeyo en Hispania durante sus campañas, propició que la provincia estuviese repleta de clientes y oficiales fieles a su causa.

Operaciones menores:

Cayo Escribonio Curio desembarcó con éxito en Útica al mando de dos legiones para tomar la provincia, que permanecía bajo autoridadconservadora establecida por Publio Accio Varo. Las tropas de Curio eran las levas reclutadas originalmente por Lucio Domicio Enobarbopara defender Corfinium. Tras una victoria inicial de Curio en una escaramuza cerca de Útica, su ejército fue aniquilado el 24 de agosto en la Batalla del Río Bagradas por las fuerzas combinadas de Juba I y Publio Varo. Curio resultó muerto en combate.

Guerra en Hispania

 

 

Los ejércitos pompeyanos estaban controlados por los legados Lucio Afranio, Marco Petreio —el vencedor sobre Catilina— y Marco Terencio Varrón. César, por su parte, concentró 9 de sus legiones y más de 6.000 jinetes en las cercanías de Marsella.

La ciudad de Massalia (actual Marsella), en plena ruta de paso, era controlada por Lucio Domicio Enobarbo, procónsul de la Galia, que tras haber sido perdonado por César reclutó un nuevo ejército y, por segunda vez, cerró las puertas de una ciudad a la llegada de César. César ordeno sitiar la ciudad a sus legados Cayo Trebonio yDécimo Junio Bruto Albino. Inmediatamente, y sin perder tiempo, se dirigió con el resto de las tropas a la Hispania Citerior para reforzar las tres legiones que había enviado allí anticipadamente.


Batalla de Ilerda

Las tres legiones enviadas por César a la vanguardia contuvieron a las tropas pompeyanas dentro de Hispania y mantuvieron el control de los principales pasos de los Pirineos. Con la llegada de César y los refuerzos, el ejército cesariano se adentró en Hispania y a mediados de marzo acampó cerca de Ilerda, frente las fuerzas pompeyanas, con el fin de forzar la batalla.

 

El enfrentamiento se libró en el verano del año 49 a. C.; primero en Ilerda, la actual Lérida, y luego más al sur. Las tropas cesarianas lograron la victoria total sobre los pompeyanos el 2 de agosto del mismo año. Massalia finalmente se rindió el 25 del mismo mes.

Regreso a Roma

En Marsella, César recibió la noticia de que había sido nombrado dictador por lo que partió a Roma. Allí dictó una serie de leyes, entre ellas la de la situación entre deudores y acreedores, llamó a varios exiliados y garantizó la plena ciudadanía romana a todos los habitantes nacidos libres en la Galia Cisalpina. Desempeñó su cargo de dictador por sólo 11 días, renunció a éste, y se dirigió a Brindisi.



Guerra en Grecia

César concentró su ejército en Brindisi con intención de zarpar hacia Grecia en busca de Pompeyo. En total su ejército estaba formado por 12 legiones y 1.000 jinetes, según Apiano. Sin embargo, muchas de las legiones no reunían el número de efectivos prácticos, maltrechas por sus recientes campañas en la Galia, Hispania y Marsella.

Con anterioridad, César había ordenado la construcción de numerosos navíos. A pesar de no estar todos terminados y del mal tiempo invernal, embarcó todos los hombres posibles, en total 7 legiones y 500 jinetes, zarpando el 4 de enero de 48 a. C. Marco Antonio y Aulo Gabinio permanecieron en Brindisi juntó con el resto de tropas y suministros a la espera del regreso de la flota.

La armada pompeyana comandada por Marco Bíbulo ostentaba la superioridad naval, con cerca de 300 naves repartidas por el sur del Adriático, vigilando los lugares de un posible desembarco enemigo. César, no obstante, lo hizo con éxito un día después de zarpar, en una playa lejos de las grandes ciudades de la región, cerca de Palase, a 150 kilómetros al sur de Dirraquio, evitando así ser descubierto e interceptado puesto que, según Dión Casio, temía que los puertos estuviesen guarnecidos por las flotas rivales. Marco Bilbulo fue sorprendido por el inesperado desembarco en pleno invierno y a partir de ese momento puso todo su empeño en que ningún navío cesariano cruzase el Adriático.9

César inició la toma de las plazas costeras cercanas, asegurándose puertos navales en donde preparar la llegada de las legiones de Italia. La escuadra pompeyana, advertida de los movimientos, se hizo a la mar, interceptando en su regreso la flota cesariana y apresando 30 transportes. César, mientras tanto, se dirigió al norte tomando Oricus y Apolonia e iniciando la marcha hacia Dyrrhachium. La noticia del desembarco de César sorprendió a Pompeyo camino de Macedonia, donde pensaba reclutar tropas. Se dirigió a Dyrrhachium a marchas forzadas, entrando en ella muy poco antes que llegara César. Después armó su campamento en la orilla norte del río Semani, en la localidad de Kuci, frente al de César, que estaba en la ribera sur.

La flota pompeyana dirigida por Bíbulo inició un férreo bloqueo sobre las posiciones cesarianas, apostándose en los fondeaderos marinos cercanos a la costa e impidiendo la llegada de refuerzos. Mientras, las escuadras pompeyanas del Ilírico y Acaya, lideradas por Marco Octavio y Escribonio Libón con ayuda de los dálmatas, sitiaron Salona, capital de la provincia deIliria, gobernada por César. Los defensores rechazaron el sitio en un ataque sorpresa obligando a los pompeyanos a reembarcar y huir. Marco Octavio renunció a tomar Salona y se unió junto a sus fuerzas a Pompeyo, que estaba acampado en Dyrrhachium.

Tras la muerte de Marco Bíbulo por causas naturales, Escribonio Libón quedó al frente de la escuadra pompeyana e inicio el bloqueo del puerto de Brindisi, apostándose en una cercana isla a la entrada al puerto, imposibilitando a Marco Antonio reunirse con César. Marco Antonio, sabedor de la necesidad de agua de las fuerzas de Escribonio, mandó custodiar todas las fuentes cercanas de agua, lo que obligó a Escribonio a levantar el bloqueo y retirarse a las costas de Épiro.


Llegado el buen tiempo, las condiciones del mar mejoraron y Marco Antonio se dispuso a satisfacer las continuas demandas de César en pos de cruzar el Adriático y recibir refuerzos, haciéndose a la mar un día favorable a finales de febrero. Al día siguiente de la partida la flota fue divisada por César y Pompeyo, apostados cerca de Dyrrhachium, separados por el río
Apsus, si bien un fuerte viento del suroeste, empujó inevitablemente la flota al norte. Marco Antonio desembarcó finalmente con 4 legiones y 500 jinetes y tomó Lissus. Pompeyo, por su parte, enterado de la ubicación de los refuerzos de César, inicio su marcha hacia el norte con la intención de derrotar por separado a sus enemigos, tomando una preciada ventaja sobre las fuerzas de César. Alertado éste de las intenciones de Pompeyo, reccionó desplazándose hacia el noreste en dirección a Tirana, intentando reunirse con sus esperados refuerzos. Marco Antonio, por el contrario, marchó hacia el sur con celeridad, sin percatarse de la situación. Sin embargo, César logró hacer llegar a Marco Antonio un mensaje advirtiéndole de las intenciones de Pompeyo gracias al cual Marco Antonio tomó la decisión de acampar durante un día, dando tiempo a César para adelantar su posición. Pompeyo, temiendo quedar rodeado por los dos ejércitos cesarianos, que en conjunto le superaban en número, dio media vuelta y regresó a Dyrrhachium. Las fuerzas de César y Marco Antonio se reunieron, finalmente, en Scampi.

Tras el fracaso de impedir la unión de las fuerzas enemigas, Pompeyo se atrincheró iniciando una guerra de desgaste. César decidió ampliar su zona de operaciones para lo cual envió aDomicio Calvino con 2 legiones y 500 jinetes a Macedonia para enfrentarse a Metelo Escipión que avanzaba desde Salónica a reunirse con Pompeyo. Pocos días después de la partida de estos destacamentos Cneo Pompeyo, al frente de una flota de naves egipcias desde el sur, capturó la flota cesariana en la base naval de Oricus y continuó hasta la base donde Marco Antonio había dejado los transportes y los incendió. De esta manera los cesarianos vieron destruida toda su flota en Grecia, quedando sin ningún buque para comunicarse con Italia.


Batalla de Dyrrhachium

César, ante esta situación, decidió dar la batalla ante su adversario. Descendió hasta Asparagium y dispuso su ejército en orden de batalla frente al campamento de Pompeyo, pero éste rehusó el combate. Entonces César se dirigió hacia Dyrrhachium para aislar a Pompeyo de su base mediante la construcción de un cerco al campamento de se enemigo. El 10 de julio de madrugada Pompeyo atacó las posiciones de César confiriéndole una derrota. El día 11 por la mañana, César llegó a su antiguo campamento de Asparagium y el 14 de juliollegó a Apolonia.

 

Batalla de Farsalia:

Después de Dyrrhachium, César huyó hacia el sur, alejándose de Pompeyo tras perder la iniciativa y verse obligado a moverse siguiendo una senda que le permitiera abastecerse, puesto que se encontraba en una situación de total aislamiento, sin flota y sin suministros. Según Dión Casio, Pompeyo no celebraba el haber derrotado militarmente a las legiones de César, sino el haber evitado derramar sangre romana, por lo que su plan era acosarlo y obligarlo a rendirse por la falta de víveres. 

Pompeyo decidió marchar contra Domicio en Macedonia, tras considerar poco probable dar alcance a César. Domicio, por su parte, recibió la noticia de la retirada de Dyrrhachium y las intenciones de Pompeyo con unas pocas horas de antelación, tiempo suficiente para emprender la huida dirección a Tesalia y unirse al ejército de César. Pompeyo, que vio frustradas sus esperanzas, decidió marchar hacia Larissa donde acampaba Escipión, uniendo sus fuerzas para con ello reunir un ejército superior en número al cesariano.

César detuvo su ejército en Farsalia entre los días 4 y 5 de agosto de 48 a. C., anhelando presentar batalla más que nunca, con la única posibilidad de luchar o marchar en busca de víveres hacia el sur, siendo acechado por la caballería pompeyana, más numerosa y que impedía la labor de los forrajeadores.

Por su parte, el ejército pompeyano estaba dividido en dos grandes facciones constituidas por los seguidores y clientes de Pompeyo y los de los Optimates, los republicanos más conservadores, que se apoyaban en las legiones conducidas por Metelo Escipión y tenían por adalid a Catón, quien había sido postergado a Dyrrhachium con 15 cohortes. Es posible que Pompeyo no desease librar la batalla de Farsalia, confiando en la dilatación y la precaria situación de César. Sin embargo, las críticas de sus aliados y de sus generales, envueltos en rencillas políticas, le llevaron a presentar batalla. Según Lucio Anneo Floro sus soldados le censuraban la inactividad, y Plutarco señala que incluso se conspiraba directamente contra él. De ser así Pompeyo no fue capaz de imponer su voluntad, siendo objeto de burlas por parte de Tito Labieno o Lucio Afranio.

Los dos ejércitos se enfrentaron el 9 de agosto de 48 a. C. iniciando el ataque los cesarianos, mientras que el ejército pompeyano mantuvo una estrategia defensiva confiando en su superioridad numérica. La caballería pompeyana cargó contra la cesariana persiguiéndola y cayendo en una estratagema preparada, en la que varias cortes de legionarios apoyaron a la caballería cesariana dispersando la pompeyana liderada por Labieno. Tras observar su huida Pompeyo abandona el campo de batalla, lo que influyó en la moral de su ejército en el que tras ser rodeado por el flanco por la caballería cesariana cundió el pánico, dispersándose y huyendo hacia el campamento pompeyano. Tras reagrupar a sus tropas, César lideró el asalto final al campamento pompeyano defendido por tracios y otros irregulares, y tras superar la empalizada el campamento cayó rápidamente. Un mínimo de cuatro legionespompeyanas consiguieron huir y tomar una colina, pero tras ser rodeados por sus enemigos y cercados mediante una empalizada, sin agua y sin víveres se rindieron incondicionalmente.

Esto es lo que han querido, y a este extremo me han traído, pues si yo, Cayo César, después de haber terminado gloriosamente las mayores guerras, hubiera licenciado el ejército, sin duda me habrían condenado.
Cayo Julio César


Guerra en Oriente

Tras su derrota en Farsalia, Pompeyo huyó hacia la costa del Egeo escondiéndose de los cazarrecompensas que le pisaban los talones; allí fletó un barco para navegar hasta Mitilene, donde estaba su mujer Cornelia. Tras reunirse con ella, partieron rumbo a Egipto con una pequeña flota, con la intención de pedir ayuda a Ptolomeo XIII, el joven faraón de Egipto de tan solo 12 años. Un mes después de Farsalia Pompeyo llego a las costas de Egipto y envió emisarios al Rey y, tras unos días esperando anclado frente a los bancos de arena, el 28 de septiembre del 48 a. C., una pequeña barca se acercó hasta los navíos romanos invitando a subir a bordo a Pompeyo. En la otra orilla aguardaba Ptolomeo XIII, por lo que tras despedirse de su mujer Pompeyo fue conducido hasta la orilla. Mientras avanzaba trató de entablar conversación con la gente de la barca pero no obtuvo respuesta y tras tomar tierra un mercenario romano, el ex centurión Aquila, desenvainó su espada y atravesó a Pompeyo que acto seguido fue apuñalado repetidas veces. Cornelia y el resto de los tripulantes de la pequeña flota observaron, impotentes, los sucesos desde el mar. El cadáver de Pompeyo fue decapitado, y su cuerpo abandonado en la playa fue rescatado e incinerado por un veterano de las primeras campañas de Pompeyo junto con uno de los libertos del general.

César en Egipto:

En 47 a. C., César se dirigió a Egipto en busca de Pompeyo con apenas 4.000 soldados. Allí lo sorprendió la ofrenda de bienvenida que le presentó el primer ministro de Ptolomeo XIII, el eunuco Potino: la cabeza de Pompeyo. Egipto se encontraba en guerra civil, y los consejeros del Rey creyeron erróneamente que César estaría agradecido y apoyaría a Ptolomeo contra su hermana Cleopatra. Al saber de su suerte, César estalló en lágrimas, tanto por la muerte de un cónsul romano, su antiguo amigo y yerno, como por haber perdido la oportunidad de ofrecerle su perdón.

Los romanos quedaron atrapados en Alejandría por unos vientos desfavorables, y César empezó a poner orden en los asuntos de Egipto, haciendo y deshaciendo a su antojo. Se instaló junto con sus tropas en el palacio real, un complejo de edificios fortificados que ocupaba casi una cuarta parte de la ciudad de Alejandría. Desde este bastión empezó a exigir exorbitantes cantidades de dinero, y anunció que gentilmente dirimiría la guerra civil entre Ptolomeo y su hermana. Dio la orden de licenciar los dos ejércitos en guerra, y a los hermanos de reunirse con él en Alejandría. Ptolomeo no licenció a ningún soldado, pero fue convencido por Potino de acudir a la cita de César. Mientras tanto Cleopatra, que tenia bloqueada las rutas a la capital, quedó aislada tras las líneas de Ptolomeo.

Una tarde, a la puesta del Sol, un pequeño mercante atracó en el amarradero de palacio. Un solitario mercader siciliano trajo consigo una alfombra que llevó hasta la presencia de César, y tras desenrollarla apareció de forma inesperada y espectacular la propia Cleopatra, que sedujo a César con inusitada rapidez.

Ptolomeo, después de enterarse de la nueva conquista de su hermana, y tras tener una tremenda rabieta, marchó por las calles de Alejandría y pidió a sus súbditos que acudiesen en su defensa y en la de Egipto. Las prepotentes exigencias de dinero de César no le hicieron especialmente apreciado, por lo que cuando Ptolomeo pidió a los alejandrinos que atacasen a los romanos, la masa se lanzó con entusiasmo. Los romanos se vieron asediados en el complejo palaciego y César se vio obligado a reconocer a Ptolomeo como monarca conjunto con Cleopatra y a devolver la isla de Chipre a Egipto. Sin embargo, la situación empeoró cuando a los alborotadores se les unió el ejército de Ptolomeo de 20.000 hombres, comenzando una verdadera batalla por el control de Egipto. Durante los cinco siguientes meses César consiguió resistir en palacio, hacerse con el control del puerto, quemando la flota egipcia y, accidentalmente, unos almacenes de libros en el puerto, fracasando en el intento de controlar el Gran Faro. Hizo ejecutar al eunuco Potino y dejó embarazada a Cleopatra.

En marzo del 47 a. C. llegaron los refuerzos romanos a Alejandría que hicieron que Ptolomeo XIII huyera de Alejandría presa del pánico. Lastrado por su armadura de oro, se ahogó en el Nilo, dejando a Cleopatra sin rival al trono.

Una vez restauradas las líneas de comunicación, sus agentes le informaron de las nuevas amenazas surgidas durante su estancia en Alejandría. Farnaces, hijo de Mitrídates VI había invadido el Ponto mientras que enÁfrica Quinto Cecilio Metelo Escipión y Catón estaban reclutando un poderoso nuevo ejército y en Roma el gobierno de Marco Antonio estaba creando recelos.

Mientras nuevos enemigos de César emergían y crecían, César permaneció con su amante todavía dos meses más en Egipto. A finales de la primavera del 47 a. C. la feliz pareja se embarcó en un crucero por el Nilo, pasando frente las pirámides o las grandes columnas de Karnak[cita requerida]. Se decía que si sus hombres no se hubiesen quejado habrían navegado hasta la mismísima Etiopía. Muchos contemporáneos estaban desorientados, el conquistador de las Galias, y el hombre cuya insaciable ambición había iniciado la guerra civil, retozaba junto su amante desperdiciando toda la ventaja obtenida en Farsalia. La juventud, belleza e inteligencia de Cleopatra cautivaron a César.

Guerra contra Farnaces

Farnaces II del Pontorey del Bósforo e hijo de Mitrídates VI, aprovechó los problemas internos de Roma para expandir sus dominios: invadió Colchis y parte de Armenia.


El rey armenio Deiotarus, reino vasallo de Roma, pidió ayuda al lugarteniente cesariano de la provincia de Asia, Domicio Calvino. Farnaces se enfrentó rápidamente con las fuerzas romanas provinciales, obteniendo la victoria. Confiado por su victoria invadió el antiguo reino de su padre, el Ponto y parte de 
Capadocia.

César tuvo noticias de los hechos en Egipto e inició la marcha hacia el Ponto para enfrentarse a Farnaces. La batalla entre las tropas romanas y las de Farnaces tuvo lugar en el norte de Capadocia, cerca de la ciudad de Zela. El enfrentamiento derivó con celeridad en una victoria romana, aniquilando completamente las fuerzas enemigas. Farnaces huyó hacia el Bósforo con una pequeña sección de sus tropas de caballería. Sin poder alguno, fue asesinado por un antiguo rival al trono del Bósforo.

César inmortalizó esta batalla, utilizándola como arma propagandística contra los antiguos méritos militares de Pompeyo en Oriente, todavía presentes en la mentalidad colectiva romana, y acuñó una celebérrima frase:

Veni, vidi, vinci. (Vine, Vi, Vencí)
Cayo Julio César

África

La estancia de César en Egipto y su posterior marcha hacia el Ponto dio tiempo a Metelo Escipión y a Catón para poder formar un nuevo ejército en la provincia de África. Lograron reunir un ejército de 10 legiones, alrededor de 50.000 hombres. Contaban, además, con el apoyo del ejército del rey Juba I de Numidia, que incluía sesenta elefantes de guerra e inicialmente unos 30.000 hombres.

Tras una visita corta a Roma, César desembarcó en Hadrumeto el 28 de diciembre de 47 a. C. Las dos facciones se enzarzaron en pequeñas escaramuzas, mientras César posponía el enfrentamiento directo porque esperaba refuerzos. A instancias de César Boco II, Rey de Mauritania, atacó Numidia por el oeste, tomando su capital Cirta, y obligando a Juba I a marchar al oeste con su ejército.

Batalla de Tapso

En febrero del 46 a. C., tras recibir los refuerzos y la suma de dos legiones de desertores constitucionalistas, César cercó la ciudad de Tapso. Los constitucionalistas plantaron batalla ante las murallas de Tapso saliendo derrotados en un enfrentamiento que degeneró en una carnicería. Catón se suicidó en Útica al tener noticias de la derrota ante César.

Tras la victoria, César retomó el asedio de Tapso, prolongándose la guerra en África hasta julio, con la toma de la ciudad, la pacificación de la provincia y la incorporación de Numidia como provincia romana. Mientras, Tito LabienoCneo Pompeyo el Joven y Sexto Pompeyo escaparon a Hispania.

Catón personificó el recio espíritu de la libertad romana, siendo mecenas de los ideales que sustentaron la lucha contra César. Ante la posibilidad de ser perdonado por César, eternizó su lucha suicidándose. Su suicidio, una ejemplificación de sangre, honor y libertad prolongó su gran influencia en la conciencia colectiva romana.

Igual que tú me envidiabas la posibilidad de perdonarte, Catón yo te envidio esta muerte.
Cayo Julio César

Triunfos en Roma:

César regreso a Roma a finales de julio de 46 a. C. La victoria total cesariana dotó a César de un poder enorme y el Senado, estupefacto e intimidado, se apresuró a legitimar su victoria nombrándolo dictador por tercera vez en la primavera del 46 a. C., por un plazo sin precedentes de diez años.

Somos sus esclavos, pero él, esclavo de su época.

Acuñó su legitimidad y el desprestigio de sus enemigos en un gran acto propagandístico. En septiembre, celebro sus triunfos, orquestando cuatro desfiles triunfales consecutivos. Galos, egipcios, asiáticos y africanos desfilaron encadenados ante la multitud mientras jirafas, carros de guerra britanos y batallas en lagos artificiales dejaban boquiabiertos a sus conciudadanos. La guerra entre romanos fue enmascarada por las victorias contra extranjeros y las celebraciones no tuvieron precedentes en sus dimensiones y duración.

Durante las celebraciones fue ejecutado Vercingetórix. El desfile triunfal contra Farnaces II del Ponto, contó con una carroza que portaba el eslogan «Vine, vi, vencí», arrastrando tras de si al fantasma de Pompeyo. Un día después, en el desfile por la victoria de África, una carroza representó el suicidio de Catón ridiculizándolo y César lo justificó alegando que Catón y sus enemigos eran colaboracionistas de los bárbaros. Muchos ciudadanos que observaron el desfile estallaron en lágrimas al verla. La influencia de Catón seguía más allá del alcance del poder de César.

En el invierno del año 46 a. C., estalló una nueva rebelión en Hispania, liderada por los hijos de Pompeyo.

Rebelión en Hispania

Después de las derrota de Tapso los conservadores republicanos Cneo Pompeyo el JovenSexto Pompeyo y Tito Labieno, huyeron a Hispania con los restos de su ejército. Tras su llegada a Hispania, dos legiones ubicadas en la Hispania Ulterior formadas en gran parte por veteranos de Pompeyo, derrotadas en Ilerda se sublevaron y expulsaron a los legados de César jurando fidelidad a Cneo Pompeyo.

Usando la antigua influencia de su padre y los recursos de la provincia, los hermanos Pompeyo y Tito Labieno consiguieron reunir un nuevo ejército de trece legiones compuestas por los restos del ejército constituido en África, las dos legiones de veteranos, una legión de ciudadanos romanos de Hispania, y el alistamiento de la población local. Durante finales del46 a. C. tomaron el control de casi toda Hispania Ulterior, incluyendo las colonias romanas de Itálica y de Corduba, la capital de la provincia.

Los legados de César, Quinto Fabio Máximo y Quinto Pedio, desecharon el enfrentamiento directo con el ejército conservador y acamparon a cincuenta kilómetros al este de Córdoba en Obulco, solicitando ayuda de César.

Éste llegó a Hispania en diciembre, y tras su llegada levantó el sitio a la plaza fuerte de Ulipia, ciudad que le había sido leal y que estaba sitiada sin éxito por Cneo Pompeyo. Los conservadores evitaron una batalla abierta refugiándose tras las murallas de Córdoba, defendida por Sexto Pompeyo, y obligando con ello a César a pasar el invierno en Hispania. Para abastecer sus necesidades de avituallamiento y víveres, César tomó y saqueó la ciudad de Ategua, lo que incitó a muchos nativos hispanos a unirse a los conservadores y abandonar a César.

El 7 de marzo de 45 a. C. tuvo lugar una escaramuza cerca de Soricaria, saliendo vencedores los cesarianos. Tras esta derrota, ante el temor de deserciones y el inicio de la primavera, Cneo Pompeyo movilizó su ejército y presentó batalla a César.

Batalla de Munda

Los dos ejércitos se reunieron en los llanos de Munda, cerca de Osuna, en la Hispania meridional. Los conservadores se situaron en una colina fácilmente defendible. Iniciada la batalla transcurrió largo tiempo sin debatirse a favor de ningún bando, pero finalmente las tropas conservadoras interpretaron erróneamente que Tito Labieno estaba huyendo y rompieron las líneas buscando refugio en la ciudad de Munda. Tito Labieno murió en el campo de batalla.

La armada cesariana mandada por Gayo Didio hundió la mayor parte de los navíos pompeyanos en una batalla naval cercana a Cartagena, comandados por Publio Accio Varo, abortando cualquier intento de huida por mar, Cneo Pompeyo el Joven y su hermano Sexto trataron de buscar asilo en tierra refugiándose en Córdoba. César dejó a su legado Quinto Fabio Máximo al mando del sitio de Munda e inició la persecución de los hijos de Pompeyo. César tomo Córdoba donde se ocultaba Cneo Pompeyo, matando a todos los defensores como correctivo por ocultar a su enemigo. Su hermano Sexto Pompeyo consiguió escapar.

La ciudad del Munda sostuvo por algún tiempo el asedio, pero tras un fallido intento de romper el sitio se entregaron 14.000 hombres a Cayo Didio. Fue el último acto de resistencia a César.

 


ruta que siguió Cesar en hispania para derrotar a los ejercitos de Ponpeyo 

 


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